viernes, 21 de enero de 2011

BATTAGLIA, O EL GRAFISMO MELANCÓLICO


¿QUÉ puedo decir de Dino Battaglia (1923-1983) que no haya escrito ya en otros foros y blogs de Internet? Pues que junto con su compatriota y amigo Sergio Toppi (1932), es uno de mis dibujantes favoritos. Y como él igual de maltratado por nuestra industria editorial. Bueno, incluso quizá más: desde los años 80 del pasado siglo, y con la honrosa excepción de un libro publicado por Astiberri, nada editado en España. Una lástima (y una vergüenza, claro).

Toppi en el año 2007 y en un autorretrato de los años 70


Al hablar de Battaglia siempre me gusta repetir eso de que le llamaron el “Visconti” de los cómics, por su elegancia en el dibujo y sus puestas en escena únicas, o el "Durero italiano", por la meticulosidad de su grafismo.

Extraordinario, finísimo y sutil adaptador de relatos literarios, Battaglia defendió siempre que no había tenido nunca la necesidad de escribir nuevas historias, dado que había tanta buena literatura por ilustrar. Sintió especial predilección por los autores del primer Romanticismo (Hugo, Hoffmann, von Chamiso …) y por los decimonónicos en general (Poe, Dickens, Stevenson, Maupassant, Gogol), aunque no renunció a otros más clásicos, como Rabelais (memorable su adaptación de Gargantúa y Pantagruel).

Adaptando a los clásicos: páginas de Canción de Navidad, de Dickens, de El rey Peste,
de Poe y portada del volumen recopilatorio de los cuentos de Maupassant
(en una edición española de los años 80)


Dos imágenes de la adaptación de Gargantúa y Pantagruel


A todos ellos los ilustró de manera portentosa, merced a su muy personal y depurado estilo gráfico (resultante de muchos años de pruebas, dudas y titubeos). Estilo que se caracteriza por la originalidad compositiva de la página —donde el uso del blanco juega un papel predominante, así como las frecuentes alteraciones de la tradicional viñeta—, por el trazo anguloso, quebrado e irregular, la delicadeza de la línea, el predominio de la plumilla sobre el pincel, de los raspados con cuchilla sobre la tinta china, el uso de pincel seco, el empleo de máscara o productos grasos (como hace Toppi) y, ante todo, una omnipresencia absoluta de los tonos grises y los difuminados —característica esencial del estilo “Battaglia”—, que el autor trabajaba a base de aplicar sobre el papel algodón hidrófilo empapado en tinta china diluida, en un proceso que era controlado por medio de plantillas cuidadosamente preparadas sobre la marcha. En definitiva: un estilo en el que no tenía cabida el color —el dibujante afirmó que él siempre concebía sus historias en blanco y negro (incluidos los grises)—, que siempre fue aplicado con similar delicadeza, mesura y buen gusto por Laura Battaglia, mujer, cómplice y ayudante del dibujante veneciano.

Viñeta de la adaptación de Till Ulenspiegel: el blanco como elemento compositivo de la viñeta


Olimpia: adaptación de El hombre de la arena, de E. T. A. Hoffmann.
A la derecha, adaptación del relato de Poe Ligeia


Dos muestras más del trabajo gráfico de Battaglia, a partir de relatos de Meyrinck/Borges y Poe


Dino con su esposa Laura: fiel compañera, colaboradora
y custodio de su legado artístico


Conviene recordar, también, el soberbio trabajó que Battaglia realizó en el campo de la temática religiosa (especialmente para la revista Il giornalino), dando a la imprenta una serie de extraordinarias, sensibles y delicadas obras que no por ser encargo de un comitente poseían menor calidad. Entre ellos debo mencionar sus biografías de Francisco de Asís y de Antonio de Padua, así como las no menos preciosas páginas dedicadas a los patriarcas y los profetas del Antiguo Testamento. Obras todas que, por fortuna, se encuentran bien editadas en Italia.

Página de Frate Francesco y recopilación de relatos sobre el Antiguo Testamento,
titulada I patriarchi


Y no hablemos de su trabajo en historias de temática militar —Battaglia era un apasionado de las maquetas y de los soldaditos (que él mismo fabricaba artesanalmente)—, o ilustrando relatos infantiles como El gigante egoísta o Topo Gigio.

 Dos planchas de su relato "Waterloo" (recopilado en el libro Caricaa!)


En fin. Creo que se nota la admiración que siento por Battaglia. Un autor casi olvidado que debería ser recuperado cuanto antes para España.



Si quieren saber más sobre Battaglia, les recomiendo muy encarecidamente que visiten el blog Cómic, historietas, tebeos, donde han dedicado varias entradas (bellísimas) al autor veneciano.

(Publicado originalmente el 28 de septiembre de 2010 en Desde el Nibelheim).

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