lunes, 29 de diciembre de 2014

¿CÓMO VERANEA...?



ANDO repasando estos días mis fondos brugueriles —cuestión de nostalgia, imagino, por motivo de las fechas en que nos hallamos— y me topo con la siguiente curiosidad, extraída del Mortadelo Gigante, nº 1, Vacaciones, de 1974 (cuya portada pueden ver arriba). La traigo al Nibelheim, aunque no sea precisamente las fechas más acordes para ello. Pero es que me ha hecho mucha gracia verla y me ha traído también bastaaaaaaaaantes recuerdos...






Yo no sé ustedes, y reconozco que esto de los gustos es una cosa muy subjetiva; pero si tuviera que elegir forzosamente me quedaría, sin dudarlo, con la de RAF y la de Figueras. Son las dos mejores (al menos para mí). ¿Cuáles son sus preferidas?

7 comentarios :

  1. Hola, Alberich.

    Difícil elección, al menos para mí. No tengo más remedio que reconocer mi admiración, o mi debilidad si se prefiere, por Figueras ahora y siempre (las dos historias completas que tengo de él son, junto con una tira de Frank Godwin, y lo que pienso de este último ya lo sabes, los originales que prefiero de mi colección, a pesar de tener otros de artistas más valorados, como Alex Raymond o Warren Tufts). Pero, para no repetir tu elección, yo me quedaría con el de Conti, por la envidia que me da la pose del personaje, a lo "ande yo caliente y ríase la gente", o quizás "después de mí el diluvio", y con el de Peñarroya, por la beatífica expresión de los niños saltando sobre el padre, que resume lo que debería ser el verano, aunque reconozco que, si a mí me hicieran eso, acabaría probablemente en la cárcel.

    ¿Este ejemplar es el que incluía la aventura del volcán de Bernard Prince?

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  2. ¿Te refieres a El soplo de Moloch? No, esa aventura no está ahí. Tendría que mirar dónde aparece, porque ni siquiera sé si es en un Mortadelo Gigante. Creo que era en un especial, pero no recuerdo...

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  3. Sí. Creo que no, que por el tamaño era un Mortadelo Gigante: me lo leí de niño entero mientras esperaba mi turno en la barbería. Fue el único día que no me importó pasarme dos horas allí: ¡cómo disfruté con la historia de Greg y Hermann! Fue uno de esos momentos que me impiden, por mucho que pasen los años, renegar del placer de los cómics (como el del primer Tintin que leí o el de la primera página que vi del Flash Gordon de Alex Raymond, con aquellos dibujos tan sorprendentes que casi me olvido de que los cómics también se leen). En fin, no te lo he dicho, pero me ha gustado mucho esta entrada del blog.

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  4. ¡Ya la he encontrado! Se publicó en el Mortadelo Especial nº 43: Catástrofes de 1978 (pp. 54-99).

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  5. Léete esta entrada, que seguro te resulta interesante...

    Un saludete.

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    1. ¡Vaya sorpresa después de tantos años! ¡Muchas gracias!

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