lunes, 11 de mayo de 2015

ESPEIN IS DIFERENT, 24: ¡¡QUIETOS PARAOS!! ¿HUELGA EN EL "FÚRBOL"?



¡UFFFF! ¡Qué miedito...! Que dicen los del fútbol —esos jóvenes multimillonarios que no quieren cotizar como los demás ciudadanos porque, según ellos tienen carreras muy cortas—, que como no les haga caso el Gobierno en sus peticiones van a la huelga. Vamos, que dejan de jugar... Bueno, empezaron con mucha fuerza, totalmente convencidos, pero ya se lo están pensando un poquitín mejor y han debido caer en la cuenta de que, con la que está cayendo —con el paro, los deshaucios, los sueldos miserables, el aumento del nivel de pobreza...—, a lo mejor la gente puede pasar sin fútbol y hasta llegar a indignarse con ellos. Algunos, incluso, agradeceríamos que la huelga fuera indefinida. ¿Se imaginan un mundo en el que no se hablara del penalti de fulano, el fuera de juego de mengano, la agresión de zutano, las declaraciones de tal entrenador, que si hemos salido a ganar, que si lo que diga el Mister, etc., etc., etc.? ¡¡Qué bendición...! Pero no caerá esa breva, no...

2 comentarios :

  1. Detesto profundamente el fútbol y, más aún, todo lo que le rodea. No logro comprender las pasiones que levanta, las idolatrías que conlleva, que el mundo se paralice como si no existiese nada más cuando hay un partido, las molestias (tan irritantes) que tenemos que soportar los que no comulgamos con las pelotas y las patadas, el machaqueo constante desde los medios. Money makes the world go round, dijo Joel Grey. Cuando se planteó la posibilidad de que algunos clubes descendieran de categoría por sus deudas, lo esperé ilusionado y expectante. Qué iluso.

    Ahora bien, con el tiempo me he vuelto más comprensivo con mis congéneres. Hay muy pocas cosas que nos aparten de las miserias del día a día y que nos traigan un poco de alivio entre la dura cotidianeidad. Si alguien es feliz siguiendo a su equipo, si alguien se olvida de sus problemas mientras asiste a un partido, ¿quién soy yo para negárselo? Eso sí, cuando Manuel Caldas publica un nuevo tomo de su Príncipe Valiente, yo no aparco el coche donde me viene en gana, ni salgo a la calle a dar bocinazos y lanzar petardos, ni me baño en la Cibeles.

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  2. Sí, puede parecer un contrasentido desear la desaparición del fútbol porque, más allá del supuesto negocio que genera a su alrededor y la consiguiente riqueza para determinados sectores (eso no vamos a negarlo), también es evidente que actúa como válvula de escape para un montón de frustraciones y descontentos que, sin dicho espectáculo, quizá terminarían saliendo de una forma mucho menos conveniente para todos nosotros (¿o no?). Vamos, que lo del fútbol es la perfecta manifestación actual del viejo y famoso tándem panem et circensem, que los gobernantes romanos reconocían imprescindible para tener controlada a la plebs. De modo que, pensándolo fríamente, a lo mejor era peor el remedio que la enfermedad. Ahora bien, no me negarás que se relame uno de pensar en un mundo sin "fúrbol"...

    Un saludete y gracias por comentar...

    PD: no sé si tú eres quien imagino (un viejo visitante del blog), pero te diré (por si no lo eres) que me encanta ese avatar con el Cesare de Das Cabinet des Dr. Caligari.

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